martes, 25 de agosto de 2015

Camino contigo

Camino lentamente a través de unos sueños que surgieron de tu sonrisa, aquella sonrisa que me conquistó y puso color a mis días.
Camino con calma, con gratitud hacia ti, que supiste hacerme feliz en todo momento, que apostaste por esta aventura que emprendimos juntos sin preguntarte si acabaría antes de lo previsto.
Camino con ilusión, encontrando a cada paso tu mirada, esa mirada que ilumina el sendero por el que han de seguir mis huellas.
Camino feliz porque estás a mi lado, porque me tiendes tu mano, porque secas mis lágrimas, y el trayecto que juntos recorremos borra las dificultades como si de espejismos se tratara, y tengo la sensación de que este recorrido nunca llegará a su fin, viaje eterno y compartido que hace de nuestro mundo un lugar adorable.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Lugares que invitan a saborear la nostalgia

Hay lugares que nos transportan al pasado, que nunca han querido perder su encanto de sitio único, auténtico, su olor a naturaleza sin explotar ni corromper.
Cada vez que visito ese rincón que forma parte de mi pasado familiar, tengo la sensación de que el tiempo se ha detenido, negándose a seguir avanzando por un mundo que está perdiendo sus raíces, su aroma, atributos que permanecen innatos en dicho rincón, así como esa frescura que, pase el tiempo que pase, seguirá haciendo sonreír a todo aquel que quiera dejarse invadir por su aire limpio y virtuoso que no va a encontrar en ningún otro lugar, solamente allí, eternamente.
Todo lo que allí se halla, los caminos, los prados, los árboles, el color del cielo, el silencio imponente y majestuoso, hacen que me olvide de que fuera existe otro mundo que sí evolucionó, pero que al hacerlo perdió su esencia por el camino, cubriéndose de hojas otoñales que tiñeron de gris su memoria y borraron la impronta de su belleza.


Dedicado a Turienzo de los Caballeros, Astorga (León),
pequeña aldea que sigue conservando su encanto del ayer.




jueves, 13 de agosto de 2015

Olvido los recuerdos




Olvido los recuerdos....los olvido por fin, después de tanto esfuerzo y tantas lágrimas derramadas cada vez que recordaba lo que quería olvidar; y ahora ya me siento libre, mi mente ha desterrado todos esos recuerdos de aquel polvoriento rincón donde permanecían vivos, insolentes ante mi impotencia por no poder echarlos de mi vida.
Olvido los recuerdos, justo ahora, en este preciso instante, y descubro que sí, que soy libre, y que esa libertad nace de esa fuerza que es fruto de haber olvidado esos recuerdos que me hacían tanto daño.
 
 
El aire penetra por fin en mí con toda su plenitud, llenando de vida mi alma y haciéndola fuerte, fuerte y libre, deseosa de alimentarse de nuevos recuerdos, no sé si mejores que aquellos otros, pero al menos distintos.
Ahora descubro un nuevo camino que se abre ante mí, que me irá regalando nuevos recuerdos, y todo a mi alrededor es paz, todo cobra un nuevo sentido, porque después de tanto tiempo malgastado, he conseguido olvidar los recuerdos.

lunes, 10 de agosto de 2015

Regreso del camino del norte



Miro a través del cristal y descubro espesas nubes que empañan el paisaje y lo llenan de humedad, la misma humedad que inunda mis ojos, que habían permanecido alegres durante todo el tiempo que estuve perdida en ese verde horizonte, en medio de la nada, en medio de unos sueños rotos que parecían irse recomponiendo como las piezas de un viejo puzzle guardado en algún rincón perdido dentro de mí.

El tren se va alejando despacio, y va cogiendo velocidad, hasta que siento vértigo al descubrir que mi vida se me escapa de las manos, y los sueños rotos comienzan a agolparse en mi cerebro, que intenta permanecer al margen de mi tristeza, de mi rabia por no haber recuperado la cordura que debí perder en algún momento, no recuerdo cuál.

No sé muy bien si de nuevo volverán a alejarse esas nubes, y si se llevarán con ellas mi desesperanza, a pesar de que yo intente día tras día dibujar una sonrisa en mi rostro, que tan abatido se muestra cada vez que miro hacia delante para seguir luchando con mi realidad, con mis ganas de vivir, de reír, de mostrar todo lo bueno que puede albergar mi persona, de hacer felices a los demás y ser feliz yo misma, dejando a un lado los obstáculos y las barreras que van apareciendo en mi camino.

Al final, como cada día, cojo aire con todas mis fuerzas, mis pupilas se iluminan, mis labios sonríen y puedo descubrir cómo los rayos del sol se van filtrando entre las nubes, las cuales se marchan hacia otro horizonte muy lejano, junto con ese tren que he abandonado en medio del camino para seguir avanzando sobre hojas secas, disfrutando de algo que sólo a mí me pertenece, mi presente, mi vida, que es sólo mía y que me va sucediendo según la imagino y la proyecto, con la fuerza necesaria como para que todo salga bien, y pueda seguir saboreándola con mis cinco sentidos.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Buscando el equilibrio

Hace unos años, ante una situación crítica que cambió diversos aspectos de mi existencia, comprendí que había pasado demasiado tiempo lamentándome por todo aquello que anhelaba o creía anhelar, y sintiendo tristeza por magnificar, quizá demasiado, todo lo negativo que había en mí, obviando lo positivo y lo que podía hacerme disfrutar del día a día.
 
Al darme cuenta de que la vida es demasiado efímera y los días transcurren sin pausa, decidí cambiar mi modo de actuar, buscando siempre el lado positivo a todo y saboreando los pequeños momentos que la vida me ha regalado, y ante los cuales mi pensamiento ha pasado tantas veces de puntillas sin pararme a disfrutar de ellos.

Por eso me gusta tanto emplear esa metafórica frase, "al borde del equilibrio", porque es el equilibrio lo que me permite deleitarme con todo lo que me rodea, me hace sonreír ante el hecho de estar viva, a pesar de que, a veces, las cosas no son todo lo fáciles que querríamos que fueran.

Cada hecho, cada situación, cada vivencia puede pervivir en nuestra memoria a modo de lección, en caso de ser negativo, o por el contrario, como un bonito recuerdo si se trata de algo positivo, pero lo más importante de todo es que nada nos impida seguir aprendiendo, disfrutando, viviendo, caminando al borde del equilibrio, sin asomarnos nunca al precipicio, siempre mirando al frente sin miedo y con ilusión, y reteniendo en la memoria tan solo aquello que nos hizo felices.