miércoles, 15 de diciembre de 2021

Navidad

 ¿Qué importa creer en algo o dejar de hacerlo cuando lo relevante es que en el mundo sigue habiendo gente buena, y la que está a mi lado me aporta momentos felices?.

Madurar es lograr paz interior, y eso es lo que me ayuda a disfrutar de esta época del año a pesar del inevitable paso del tiempo y de las derrotas, porque todo forma parte de un ciclo y tras las penas vuelven las alegrías; son estaciones de paso que conforman un todo que es la vida.

Es un soplo de alegría disfrutar de las luces navideñas que embellecen el ambiente y ayudan a transitar mejor por los cada vez más tristes y oscuros diciembres.

Es reconfortante mirar hacia atrás y recordar las felices tardes alrededor de la chimenea en compañía de las personas que formaron parte de mi infancia, porque tienen ese lugar privilegiado en un rinconcito de mi corazón y su recuerdo, de algún modo, me protege.

Es una bendición regalar mi tiempo a los que aún quedan a mi lado, porque me ofrecen su cariño y lo que vivimos juntos suma momentos que enriquecen mi ciclo vital.

No volveré a recuperar aquella inocente mirada de fascinación al ver los escaparates llenos de juguetes y la cabalgata desfilando por las calles del pueblo que me vio crecer, pero sonrío con ternura al ver a los niños y niñas que viven esos momentos de ilusión, porque es a quienes ahora corresponde hacerlo.

A mí me toca seguir luchando por mantener esa salud mental tan necesaria para afrontar el tiempo tan duro que nos ha tocado vivir, y ello también implica ser feliz y tratar de hacer felices a mis seres queridos, pase lo que pase.

Feliz Navidad 




martes, 16 de noviembre de 2021

Actitud

 Eché a volar junto con mis sueños, flotando sobre el aire húmedo de una esperanza eterna, y en mitad del  viaje la oscuridad se apoderó del espacio que me rodeaba, y un atronador silencio irrumpió frente a mí, haciéndome creer que no quedaba ninguna salida en el horizonte. 

Por momentos llegué a pensar que nunca escaparía de aquel túnel en el que creí estar atrapada, pero traté de dirigir mis pasos hacia una luz imaginaria, cerré los ojos y cogí oxígeno con toda la fuerza que pude permitirme, y de esa forma me abrí paso entre la gigantesca maleza que cubría el camino.

Pude besar de nuevo mis ilusiones, respiré el deseo de seguir construyendo pequeños trozos de existencia, acaricié la vida, que vuelve a ser apacible y placentera, porque no fue el destino quien me regaló la paz que ahora disfruto; fue mi actitud.



martes, 27 de abril de 2021

Lluvia

 

Te siento, y lo que antes me producía tristeza llega ahora a mi interior como una caricia, porque el tiempo ha curado las heridas de mi alma y, a la vez, me ha aportado esa amplia visión que la experiencia trajo consigo.

Te siento y respiro paz, porque limpias mi espacio, todo mi alrededor, engendrando esa fragancia propia de la vida renovada, recomponiendo los trozos de alegría que se había ido destruyendo.

Te siento y sonrío, porque destierras los desaires que me produjeron ciertas acciones dañinas, haciendo mi corazón más fuerte que nunca.

Te siento y siento alivio, porque es como si el universo descargara su dolor y rabia, arrastrando esa furia y dejando paso al desahogo.

Te siento y agradezco tu aparición, porque hace más fácil comprender que nada de lo que me hirió persiste, sino que se diluye en la memoria.

Te siento hoy más intensamente que nunca, a ti, lluvia, porque a pesar de tu melancólico aspecto, acoges en ti una belleza inigualable que hace brillar la mirada de quien lucha por seguir respirando.

 

 



miércoles, 27 de noviembre de 2019

El nuevo comienzo


Todo estalló en mil pedazos y el día amenazó con transformarse en noche para toda la eternidad. 
Me culpé tanto y tantas veces de todo lo ocurrido por haber ignorado esa realidad aplastante que acabó con mis ojos sangrando y convirtió un pequeño copo de nieve en un alud inmenso que devastó toda mi armonía. 
Siempre quise creer en el cambio que nunca llegó, confié en la voluntad ajena como si fuera la mía, y mi propia inocencia terminó aniquilando cualquier atisbo de cordialidad. 
Pero en el fondo, cargar con todo el peso de la culpa no puede ser cierto ni justo, como tampoco lo ha sido el querer ocultar la inmensidad con un solo dedo. 
La tristeza merodea como un buitre hambriento a mi alrededor y el agobio deja posar sus zarpas en mi fatigado corazón, pero hay una pequeña luz en el confín de un camino abierto al futuro que pelea por brindarme su ayuda, porque una puerta de mi vida se ha cerrado para siempre sin que haya servido de nada la mano que yo tendí. 

¿Y entonces ahora?;  ahora toca vivir. 




miércoles, 24 de abril de 2019

Luna



Te admiro en tu apogeo de luz y siento el calor de tu mirada abrupta y eterna, y ese halo de paz que habita en ti y resplandece en medio de la oscuridad que invade el espacio. Reparo entonces en que es un misterio la vida, como lo es tu presencia y tu porte al observar el mundo desde tu perspectiva.


Albergas una belleza extraña en tu blancura y en tu forma plena, y en este instante, saliendo de un extenso letargo, miro hacia delante mientras retomo el viaje que dejé aparcado hace tiempo, cuando dejé de vivir. Al fin mi piel recupera su color, y el reflejo de tu visión, luna misteriosa y serena, guía de nuevo mis pasos hacia el amanecer.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Mi lugar de origen

   Sigo teniendo la misma sensación de paz cuando camino por tus calles y tus senderos, esos en los que di mis primeros pasos y tantas veces recorrí con mi bicicleta cuando creía que eras el lugar más inmenso del mundo; me sentía protegida en tus rincones, conocidos desde donde alcanza la memoria, y ahí siguen clavadas mis raíces, mientras predomina en ti ese inalterable y dulce aroma que dejan los primeros recuerdos.

   Ahora, a pesar del tiempo transcurrido, me sigue maravillando tu inerte belleza, la luminosidad de tus caminos y la placidez que emerge de tus montañas, y mis ojos se cubren de ternura al revivir aquellos días en los que, sentada en tus praderas, deshojaba mis inocentes sueños, aunque el amargor de las ausencias convulsione mi equilibrio a pesar de levantarme tras cada caída.

   Vuelvo a ti y siento la inyección de vida que brota del recuerdo, te disfruto, me sigo perdiendo en tus entrañas, respiro tu fragancia, me enorgullece tu encanto.... vuelvo a mis raíces, a mi lugar de origen, el mejor de todos.



Sotillo de la Adrada (Ávila),  el lugar donde nací.

lunes, 9 de julio de 2018

Aquellos campos


Aquellos campos de amapolas que adornaron la lejana primavera olvidada en un rincón del tiempo, vuelven ahora a mi memoria trayendo recuerdos que tenía abandonados.
Cierro los ojos y puedo evocar, con total precisión, el aroma de la hierba y el rumor de aquella brisa que mecía los árboles al compás de las bellas tardes de juegos infantiles, cuando nada me preocupaba y sentía que el mundo no podía hacerme daño.
Los años fueron quedando atrás y sentí el azotar del paso del tiempo dando lugar al adiós de la infancia; la crueldad del mundo asomó sus fauces por las rendijas de una vida que seguía siendo la misma, a pesar de haber cambiado tanto.
El color de las flores ya no es tan intenso, y el aroma que desprende la hierba apenas se percibe, ni siquiera el sonido de la brisa es el mismo, y se nota la ausencia de quienes guiaban mis primeros pasos por la vida. Pero subsisten aún pequeños retazos de aquellas ganas de seguir en pie, porque tengo la certeza de que queda mucho por recorrer en el horizonte, porque los años transforman la vida pero no la destruyen, porque los seres queridos que ya emprendieron su último viaje dejaron aquí su recuerdo indestructible, y todas estas razones logran que mi mirada rescate el brillo del pasado al descubrir nuevos campos de amapolas que seguirán adornando la vida que queda por vivir.