Sigo teniendo la misma sensación de paz cuando camino por tus calles y tus senderos, esos en los que di mis primeros pasos y tantas veces recorrí con mi bicicleta cuando creía que eras el lugar más inmenso del mundo; me sentía protegida en tus rincones, conocidos desde donde alcanza la memoria, y ahí siguen clavadas mis raíces, mientras predomina en ti ese inalterable y dulce aroma que dejan los primeros recuerdos.
Ahora, a pesar del tiempo transcurrido, me sigue maravillando tu inerte belleza, la luminosidad de tus caminos y la placidez que emerge de tus montañas, y mis ojos se cubren de ternura al revivir aquellos días en los que, sentada en tus praderas, deshojaba mis inocentes sueños, aunque el amargor de las ausencias convulsione mi equilibrio a pesar de levantarme tras cada caída.
Vuelvo a ti y siento la inyección de vida que brota del recuerdo, te disfruto, me sigo perdiendo en tus entrañas, respiro tu fragancia, me enorgullece tu encanto.... vuelvo a mis raíces, a mi lugar de origen, el mejor de todos.
Sotillo de la Adrada (Ávila), el lugar donde nací.
Sencillamente precioso.
ResponderEliminarOjalá te lances y empieces pronto con relatos.
Muchas gracias!!!. Poco a poco....
ResponderEliminar😍
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