Aquella vida que soñé en el pasado no llegó a suceder jamás; no hubo nada planeado de antemano en la vida que sí me perteneció, fue todo tan distinto a lo imaginado dentro de mi inexperiencia que me sentí atrapada en un mundo aparentemente inexacto, lleno de tabúes, complejos y absurdas etiquetas impuestas por falsos dogmas carentes de sentido, y dicho mundo escondía dentro de sí un total miedo a vivir de veras, sin tapujos, y a disfrutar de unos hechos que no fueron planeados de antemano, que no siguieron ninguna regla, ningún camino marcado por nadie, que fueron capaces de romper con aquellas inciertas normas que carecían de fundamento y verdad.
Toda esa vida que ha llenado mi mente de vivencias y recuerdos ha logrado que mi corazón fluya en toda su plenitud, porque los momentos de alegría han superado el amargo sabor que provocan los errores surgidos de esa vida imperfecta, inesperada, pero espontánea, única y ante todo mía, porque ha conseguido hacer de mí una persona feliz por encima de todo.
