viernes, 19 de febrero de 2016

19 de Febrero

  En más de una ocasión tú y yo hemos fantaseado con la idea de habernos conocido mucho tiempo antes, haber disfrutado juntos de una juventud  lejana,  haber podido construir nuestra historia desde otros cimientos más convencionales; pero no fue así, y puede que haya sido preferible de este modo, porque aquella juventud pudo habernos dado la frustración surgida de la inexperiencia, la impaciencia de no haber sabido valorar lo que de verdad importa, o incluso tal vez tus ojos nunca habrían reparado en los míos de no haber conocido antes el fracaso.
  Quizá por ello ha sido mejor descubrirnos estando a las puertas de esta madurez incipiente, la cual nos hizo fuertes ante tantos obstáculos que fueron reforzando este amor nacido a trompicones , extraño y distinto, pero ante todo único y nuestro, en un universo rodeado de miradas escépticas que acabaron aprobando lo que fue inevitable y verdadero.
  Por eso hoy, en una fecha que marcó un punto de inflexión en nuestras vidas, me gustaría pedirte que no olvides nunca a la chica que te esperó bajo los almendros, la misma que sigue sonriendo cada vez que recuerda la primera mirada que le dedicaste, porque aquel día descubrió  que las segundas oportunidades pueden ser las mejores, y son el impulso que necesitamos para comprender que vivir merece la pena.

viernes, 12 de febrero de 2016

Desafío a la tristeza

   A veces no soporto la idea de comenzar el día; siento como si algo tirara de mi hacia atrás, impidiéndome abrir los ojos y caminar. No sé cómo describir esa sensación, es como una losa apoyada en mi pecho, como una venda que cubre mis ojos... No lo sé muy bien, sólo sé que tengo que hacer un esfuerzo enorme para no dejarme invadir por la pereza y empezar el nuevo día sin saber si será triste o feliz, gris o luminoso, y aparto mi mirada del infinito, algo que últimamente hago la mayor parte del tiempo y hace que me sienta tan incómoda... pero no puedo evitarlo, mi alma huye de mi cuerpo y flota en la nada como ignorando la realidad, como queriendo huir de la vida, y en el fondo yo sé que no quiero hacerlo porque siento que mi vida es el mejor regalo que he recibido, quiero exprimir todo su jugo y beberlo, saborearlo, notar su calor dentro de mí, pero tan a menudo me corroe este frío húmedo que nubla mi visión, que siento rabia y me odio, me aborrezco tanto... tengo todo en mi mano para ser feliz, todo está bien a mi alrededor, no hay nada que me impida avanzar, y son mis pies los que se paran, y con ellos mis manos, mi mirada y mi voz... y yo quiero acariciar mis sueños y sonreír al ver que todo funciona, que el mundo gira y la vida fluye a mi alrededor, y quiero estar en la cumbre de mis deseos y vivir con todas mis fuerzas, notar que mi corazón estalla de alegría al ver amanecer y empezar a caminar, recorrer un trecho más en mi existencia por haber visto el día pasar y haberme subido en su regazo, aportando algo de mí para que ese día sea mejor aún que si me hubiera limitado a contemplarlo desde mi ventana, porque yo soy la protagonista de mi vida, de mi mayor regalo, y he de disfrutarlo hasta el límite, hasta que la noche eterna apague mi voz para siempre.
   Pero hasta entonces tengo tanto por hacer, por ofrecer, por recibir... que no puedo permitir que la corriente me arrastre, sino que he de remar en la dirección que yo quiera... no puede ser de otro modo.